Nadie se anima a soplar las cenizas
que ese fuego nos dejó,
no queremos dejarlas volar.
Sabemos que pueden revivir en cualquier momento
aunque sólo duren encendidas unos instantes
y no hacemos nada por evitarlo.
Por alguna razón, esa sensación agrada
en lugar de lastimar.
1 comentario:
Buen blog el tuyo también ;) Me encantó esta entrada!
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